Generación Wi-Fi.

La presilla del Cemí

Guantánamo – Cuba

Generación Wi-Fi o Tribus Wi-Fi aglomeradas por la ciudad.

By Daniel Ross Dieguez.

By Daniel Ross Dieguez.

Un clan de chicos con Smartphones, Tablets y Laptops se reunían cada noche en las afueras de un hotel de la ciudad. Semejante a las reuniones grupales y las presentaciones temporeras que deja el fútbol, estos chicos se desplegaban en las afuera del hotel tras la apasionada conexión Wi-Fi que los enlazaba de forma rápida y cómoda a Internet. La Wi-Fi es un mecanismo de conexión entre dispositivos electrónicos de forma inalámbrica. Los dispositivos habilitados con Wi-Fi pueden conectarse a Internet a través de un punto de acceso en una red inalámbrica. Un ordenador de mesa o portátil, una consola de videojuegos, un móvil o un reproductor de audio digital pueden conectarse entre ellos y compartir sus servicios y actividades. Dicho punto de acceso (o hotspot) tiene un alcance de unos 20 metros en interiores y al aire libre una distancia mayor que puede cubrir grandes áreas y agrandarse más en una superposición de sus múltiples puntos de acceso.

Este grupo de chicos empezó a conectarse desde hace 6 meses de forma fija en Hotel Martí de la ciudad de Guantánamo, donde sobre las 7pm se disponían a enlazar sus dispositivos esa esnobista: Generación Wi-Fi, una descendencia avanzada de la llamada: Generación Digital por ubicarnos en términos específicos. Su constancia llegó a hacerse diaria en el sitio. Me recordaron a los grupos de jóvenes que se iniciaban en la informática los fines de semana, en la etapa de los 90, a tempranas horas frente a los jóvenes clubes de computación, con el fin de marcar la cola para utilizar una PC por espacio de 2 horas.

Generation WIFI

Generation WIFI

Actualmente este grupo Wi-Fi está desperdigado tras el cierre brusco del servicio Wi-fi en el céntrico hotel. Estos chicos necesitados que cada vez crecían y se amontonaban por todas las orillas del hotel, generó para algunos mala imagen y su abultamiento entre otras se solventó en quitarla, la opción más fácil para quienes deciden. Creo que en Guantánamo ya es tiempo de una vez por todas de consignar un espacio público para el Wi-Fi. Quizás destinar un parque, un espacio abierto o un Cibercafé como en otras ciudades para ubicar mejor a estos chicos y aprovechar más esta tecnología también de forma opcional, en función de intereses muy sustanciales como la lectura. Ayudaría a las editoriales territoriales que a veces escasean de papel u otros. Esta puede ser una solución a la lectura que cada vez más desaparece en la población. Hasta una presentación en vivo con el autor o un cantautor también. El proyecto literario: Claustrofobia ha tenido éxitos en este tipo de presentaciones públicas con Wi-Fi en casi toda Cuba y han alcanzado mejores resultados en su promoción literaria. En la feria del libro de la Habana también se ha utilizado esta vía para difundir hasta audiolibros, PDF, etc; y es un atajo bien pensado para los visitantes que se ahorrarían tiempo, el armar colas en los estanquillos y la espera al acceso de librería y otros centros que trabajan solo en horarios diurnos. Sería emocionante anexar el Wi-Fi a las bibliotecas públicas por 24 horas. Además en otros lugares para almacenar libros y revistas, también que admitiera descargar música gratis que muchas veces es difícil de conseguir y estoy pensando en los talentos de la ciudad que aún no cuentan con un CD pero si tienen demos o temas que salen en espacios públicos y que sería beneficioso promocionar de esta forma. Sería una audaz estrategia coleccionar materiales o fotos de lugares o ciudades importantes de la provincia a donde se animaría descubrir el visitante. Hoy de forma evolutiva estos grupos Wi-Fi ya poseen dispositivos y me pregunto: por qué no se hace, no se estudia y se permite de forma masiva.

En el caso de las afueras del hotel, lo interesante de estos chicos que me motivo a polemizar es la manera audaz en que se conectan y acceden por estas redes inalámbricas de la instalación. Soy testigo de las necesidades que buscan en especial los jóvenes por acceder a las redes sociales de forma adictiva. Si bien las tarifas que oferta ETECSA no rinden, me confiesan los jóvenes, la necesidad de conocer y amistarse por Facebook, de twittear, de subir sus actividades a YouTube o de acceder a más redes sociales e intercambiar culturalmente, es grande. La solución de la tarifa estos chicos la han resuelto con una herramienta humana nacida siempre en todo factor de escases o limitación, me refiero a la potente: Colectividad. Compartir su cuenta Wi-Fi es más que la salida, es una extensión de tiempo para conectarse de forma prolongada. Quizás suene ilegal pero no estamos hablando de hackear el Wi-Fi que si es delito sino que de su cuenta, que la pagan con su dinero, ellos la compartan con sus amigos. En las afueras del hotel no dice la prohibición de compartir tu cuenta Wi-Fi, ni el número de usuarios por esta y menos en el tiempo que se permitió hubo algún trabajador de forma responsable que mostrara una prohibición legal.

Una de las causas incómodas al conectarse por esta vía al Wi-Fi a través de una cuenta compartida, es la velocidad de navegación. El acceso a Internet es más rígido al arrumbarse todos los usuarios por una misma cuenta que, mientras más usuario suma, más ancho de banda pierde; pero no deja de ser una rápida solución. Hasta hace poco estos chicos realizaban unas colectas y por medio de una laptop que compartía la señal como si fuese un swicher Wi-Fi, el acceso desde una cuenta personal pasaba a convertirse en colectiva. En una Lap Top con internet crean un AP (punto de acceso) o Hotspot, para compartir la conexión con el teléfono celular o tableta mediante una red inalámbrica Wi-Fi, donde inician una red virtual hospedada. En casi todos los locales se utilizan más las redes protegidas por contraseña como son: WEP o WPA/WPA2 PSK, que las redes públicas abiertas. La WEP es un tanto antigua y la WPA/WPA2 PSK está basada en el nuevo y mejor estándar de un sistema de cifrado para proteger de forma excelente a las redes inalámbricas y la información que se transmita. Para conectarse a ella se requiere de forma obligatoria una contraseña.

Algunas veces el trámite conectivo lo puede proporcionar un excelente Smartphone, pues también distribuye la señal potente con sus aplicaciones para Android que ayudan a encontrar y repartir la conectividad. En una Lap Top el programa más profesional y usado entre otros es Connectify Hotspot. Este direcciona mejor los alcances y los prorrateos, así como su función principal es convertir tu portátil en un punto de ascenso y a la vez un repetidor de señal Wi-Fi para que otros dispositivos cercanos puedan conectarse a través de él. También existe otro método más sencillo como usar el comando NETSH desde la consola de comandos o símbolo de sistema como administrador, para crear e iniciar una red virtual, compartiendo así la señal del portátil a los diferentes dispositivos. Dando este alcance así a los terminales y de esta forma de emisión – recepción pueden seguir compartiéndolas libremente. Un dato curioso es que armando bien dicho enlace, de forma coordinada, llegaría el Wi-Fi hasta el parque Martí, donde estos chicos podrían permanecer sentados y cómodos en los bancos, sin afear e interrumpir el paso al hotel; una opción que nunca fue pensada por estos acumuladores indiscretos que formaban abultamientos en los laterales del hotel.

Muchos esperan que esta situación se componga pronto para seguir aprovechando este servicio público que debería ser pensado en expandirse en más sitios. Se necesitan cibercafé. La tecnología se impone como las necesidades de la comunicación y el entretenimiento. Creo que estamos en tiempo para inaugurar lugares en donde podamos de forma masiva acceder y disfrutar del Wi-Fi y también de ponerlo de forma opcional en función de biblioteca pública capaces de ofertarnos propuestas culturales y como una vía de compartir nuestros perfiles en las redes. El intercambio virtual es una necesidad comunicativa y nuestra ciudad de Guantánamo merece gestionar, estacionar, organizar y aprovechar la atención del Wi-Fi para la población y para estos grupos de chicos que necesitan un espacio propio para seguir compartiendo sus actividades personales y formando de ella un núcleo con intereses conectivos como hasta ahora se programa esta arrinconada Generación Wi-Fi.

Daniel Ross Dieguez en La presilla del Cemí

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