La tumba de un pirata francés y una habitante de 115 años que fuma tabaco de una pipa entre los cafetales franceses de Los naranjos de Yateras.
By Daniel Ross Dieguez
Fotos: Daniel Ross Dieguez
Fotos – Biográficas: Amaranto Pérez Ramos.
danielrossdieguezcuba@gmail.com
Camino por las lomas de Yateras. Al adentrarme en su selva no corrí la suerte de escuchar apenas, el canto de las cigarras, los cartacuba, las cotorras o la música mexicana de algún radio que antes salía de cualquier bohío. Reguetón, solo reguetón a cantidades industriales era lo que se escuchaba. Hombres en la juntamenta colectiva dándole salida al flow de un urbano mal expresado del Guaso que cantan tecleando sus estribillos.
La meta del viaje era una exploración que me llevaría preguntándoles a los pobladores más viejos sobre el lugar exacto donde estaba enterrado el pirata francés – de quien nadie ya habla – que trajo a los haitianos a los cafetales de Los Naranjos de Yateras cuando la Revolución Haitiana en 1791. Según la historia de los habitantes estaba enterrado en el medio del monte, cerca de su casa colonial de casi 3 siglos, rodeado de los cafetales de Yateras a 20°16′N 75°03′O con una superficie de 10600 ha que hoy son patrimonio de la humanidad.
El camino era fresco por lo nublado. Yateras conserva microclimas en regiones montañosas y se comprobaba en la caminata al apreciar el paisaje.
El viaje se hacía entre los cafetales legendarios que albergaban flores desde conocidas hasta otras más raras.
Estos cafetales del siglo XIX son muestra única de una forma pionera de agricultura en un terreno difícil. Otorgado por la Unesco, desde el 2000 es Patrimonio de la Humanidad.
Un derroche de plantas de clarín a la orilla del camino, una flor que utilizan para hacer té los pobladores a pesar de los alucinógenos efectos mentales que deja según ellos.Me pregunto si es la naturaleza quien cultiva de forma abundante por esa zona.
Aun sin dar con la tumba y las ruinas, el largo recorrido te obliga a recesar en paraísos naturales que aparecen constantemente por los cafetales y te siguen con la vista algunos en compañía sigilosa. A más de 5 kilómetro de selva adentro ya se escucha el canto de los pájaros Cartacuba y se les puede ver posados a una distancia cercana de las plantaciones de café.
Algunas especies también aparecen y se dejan retratar hasta distancias muy cercanas.
Casi al mediodía el sol proyectaba intenso en nuestra caminata. Finalmente en el centro de una loma del cafetal mi amigo y yo encontramos la tumba del pirata en tan mal estado que la presencia de profanación era evidente al no encontrarnos con la cruz que prologaba los detalles del difunto.
Donde antes hubo historia, pasión, violencia, lo insólito y lo maraviloso, lo legendario y lo real… de aquello que fue un día la casa de quien bien hubiera podido servir de inspiración a Emilio Salgari, solo quedan penosas ruinas que hacen bajar la cabeza de pena y tristeza…
Me cuentan que al pirata, como a todo hombre malo, una mujer lo amó tanto que le dedicó un dulce epitafio que en muy pocas palabras refleja el más grande sentimiento de la humanidad… Una lápida que solo vive en la memoria de unos pocos y que no pude encontrar entre ruinas… Una historia que perseguiré en una próxima aventura
Me encontré con las ruinas de pozos de agua de la época…
Cimientos de la casa del pirata francés…
Una piedra de amolar aun en los escombros…
Pedazos del cafetal, retazos de siglos, de historia y mucho abandono, deterioro y soledad…
Les hable de un campesino que nos ayudó a despejar las enredaderas de las tumbas: Benito Pérez Paz de 65 años de edad.
Pero aún no les cuento de la persona increíble que conocí, me ayudó y que me narró las historias que escuchó antes de sus abuelos haitianos del pirata francés. Pues, toda una sorpresa al hablar con Anastasia Osoria Carbonel, de 115 años y sonriendo frente a su pipa, mientras fumaba tabaco.
Ante tal divina mujer llenas de leyendas me integré a compartir un tabaco y a acompañarla por unas horas.
La situación se puso más interesante al sumarse a nuestro compartir la hija de Anastasia: Paulina Gonzáles Osoria que cumplía 70 años ese domingo y pues, el esposo de la centenaria, llamado: Francisco Floricel Planche de 95 años de edad. Anastasia me dejaba más boquiabierto al tener una pareja de 20 años menos.
Viajé hasta Yateras por la emoción de encontrar la tumba del pirata francés y en su lugar encontré las ruinas de un cementerio y los despojos de una casa, sin embargo la suerte me compensó con la oportunidad de conocer y compartir con esta mujer que desafía las leyes de la vida.
Mi amigo Amaranto, compañero de esta travesía selvática, inmortalizaba para mi este momento y se quedó tan fascinado como yo con tan sorpresivos encantos de la vida en el medio de una zona donde además del embrujo de estar rodeados de cafetales franceses, sembrados por los haitianos hace siglos, también encuentras personas que sin tener en casa corriente eléctrica y agua por tuberías pueden durar tantos años lúcidos, con una sonrisa que invita a quererlos volver a ver y a no querer despedirse.
Los Naranjos de Yateras. Guantanamo – Cuba.
07 de Junio del 2015
Daniel Ross Dieguez en La presilla del Cemí
Daniel Ross Dieguez ® Brostep Productor Performance™ © Copyright ® █║▌│█│║▌║
danielrossdieguezcuba@gmail.com
Hermano, desde que me dijiste andaba esperando la presente historia. Tremenda aventura tras las huellas del pirata, de esas que muy poca gente se preocupa por realizar para buscar fragmentos poco conocidos y valorados de nuestra historia, de esa que no se ve en los libros de texto educativos, pero que es igual de importante en el camino para ser quienes somos hoy. Espero el próximo post.
Me gustaMe gusta
Mientras andaba esta mañana por las calles que a diario me conducen a mi puesto laboral pensaba en ti, en que llevaba días sin verte, y manejaba la idea de enviarte un mensaje por el «feisb»… llegué, hice mis tareas y buscando información para un nuevo programa tropecé con una piedrecita, creo, salida de las ruinas de un cafetal francés (en Yateras)… me dejé seducir, hice todo el viaje, hasta compartí el humo del tabaco… eres tan inquieto, niño… este ha sido un recorrido refrescante, motivador, interesante. Me sumo al próximo. Besos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
interesante historia, y aun mas las personas que todavian existen para compartirla con nosotros, la publicare en lLa Esquina Guantanamera, del facebook, gracias por el buen trabajo,
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, ando a la caza de las historias interesantes de Guantánamo, el próximo viernes publico otra, no te la pierdas, gracias por postearlo en Facebook.
Me gustaMe gusta
Otro bello andar por las montañas de mi Guantanamo.
Una vez mas, GRACIAS !!!!!!!!
Me gustaMe gusta
Muchas gracias por pasarte por el sitio y dejar tus comentarios, espera mis próximas entradas que estoy seguro de que te gustaran.
Me gustaMe gusta
Lo he publicado en mi pagina de fb
Me gustaMe gusta
Me he quedado francamente atónito. Y te felicito. Ojala algun día pueda acompañarte Gunatanmo adentro, Tienes el ojo avizor y el zumbido dentro, lo que hace falta para ver donde otros pasan de largo.
Me gustaMe gusta
creo interesante la historia, vivo en felicidad y todavia existen historias por contar.Lamento que no le dediquemos tiempo a restaurar lo antiguo.
Me gustaMe gusta
Es un lugar interesante, muchos jóvenes como usted motivados se necesitan para que se conozca más nuestra historia, esa que se ha ido olvidando, pero que está presente. Conozco a Anastacia, a Planche y tuve la oprtunidad de ver el caserón de la ruina del cafetal frances de Los Naranjos cuando estaba aún en pie.
Me gustaLe gusta a 1 persona